El Poder Judicial debe liderar la recuperación institucional y económica de la Argentina
Economía, Notas 14/04/2021, 0 Comment 96¿Cómo se explica la Argentina a sí misma que sea un país que contrae deudas sabiendo que no las va a pagar a su vencimiento porque no adopta cuando contrae el préstamo las medidas necesarias para pagarlo? ¿Cómo se puede perdonar a sí misma sabiendo que la naturaleza le brindó riquezas inagotables, el hecho de ser una deudora morosa serial, en lugar de explotar aquellas? ¿Cómo puede ignorar que hay países pequeños que tienen deudas mucho mayores que las nuestras, que las pagan puntualmente y por ello gozan de crédito y no tienen que pagar intereses confiscatorios como nosotros lo hacemos, que elevan los precios internos y esparcen enfermedad y pobreza? Estos decisivos interrogantes no se los hace- como debiera hacérselos- la clase política del lado que fuere, que al parecer tampoco se ha enterado que nuestro despótico gobierno dio un golpe brutal a las libertades argentinas, cuando el 20 de marzo de 2020 clausuró al Poder Judicial, dejando al pueblo sin Justicia. Los magistrados judiciales no pueden aceptar tamaño agravio a su investidura, a la República y al pueblo de la nación y deben liderar por sí mismos el recupero del ejercicio de sus cargos y con ello las libertades argentinas.
Origen del ataque al Poder Judicial:
El tremendo ataque al Poder Judicial de la Nación no es casual: Forma parte de un plan para debilitar nuestras instituciones, impedir que se sancionen las corrupciones pasadas y se devuelvan al pueblo argentino los cuantiosos fondos que le pertenecen y que han enriquecido ilícitamente a quienes las perpetraron.
El ataque al Poder Judicial comenzó el 20 de Marzo de 2020; con la excusa del “corona virus” se clausuró sustancialmente al Poder Judicial mediante un decreto de necesidad y urgencia y se invitó a las Provincias a hacer lo propio. Cualquiera sabe que a ninguno de los tres Poderes establecidos en la Constitución le puede ser impedido su funcionamiento por ninguno de los otros dos porque deben gobernar los tres y tienen la obligación de controlarse entre sí. El Poder ejecutivo mediante un decreto se sacó de encima el áureo lazo que lo constreñía a obedecer a la Constitución y servir al pueblo y no a sus circunstanciales pasiones. La Corte Suprema de Justicia lamentablemente lo convalidó . Un año más más tarde se sigue mostrando a la faz del mundo este pésimo ejemplo y todo sigue igual con el agravante que ningún país civilizado, empezando con los limítrofes, continuando con las tres naciones de América del Norte y las europeas, quitaron a sus pueblos el derecho a tener Justicia. Somos únicos en recibir semejante oprobio, que no puede continuar.
Nada puede impedir que un Magistrado judicial cumpla con su deber de administrar justicia sin pedir permiso a nadie. Un Juez es un gobernante que no obedece a otra norma que a la Carta Magna. Ni el Poder Legislativo ni el Ejecutivo ni ambos al unísono, pueden quitarle ni suspender las atribuciones propias de su investidura. Así lo entendió la Sra. Juez Dra.Rosalía Romero, titular del Juzgado Nacional del Trabajo 45, quien sigue trabajando como si tal cosa en los dos juzgados que tiene a cargo aunque haciendo un gran esfuerzo por la carencia de personal suficiente. Este ejemplo de contracción al trabajo y cumplimiento del deber y apego a la Constitución Nacional debería seguirse por todos los Magistrados. Nadie que trabaje en un juzgado corre riesgos superiores a los que afronta la cajera de un supermercado con sus ocho horas de trabajo quién atiende más personas desconocidas que las que ingresa a un Tribunal en una jornada de seis horas. Mejor no hablemos de los peligros que afronta un agente de policía.
Los Magistrados judiciales integran el gobierno de la Nación. Cada sentencia es un acto de política-en el más alto significado de esta palabra-que informa a las partes en el juicio y a toda la sociedad que es lo que está bien y lo que está mal. Cuando un Magistrado emite una decisión está gobernando tanto como lo hace un Ministro, un Diputado o un Senador. Nada ni nadie puede detener su acción. Quiénes cerraron los Tribunales so color de una epidemia o sea el Poder Ejecutivo y el Parlamento, aprobaron el ejercicio de facultades extraordinarias por el primero, lo que está prohibido por la Constitución Nacional. Ni en la paz ni en la guerrapuede negarse a alguien la justicia que requiere.
La división de los tres poderes del gobierno en Ejecutivo,Legislativo y Judicial según la cumbre del pensamiento constitucional del siglo XVIII que fue Charles de Secondat, barón de Montesquieu (1848) fue llevada en 1803 a su notable cima en lo que concierne al Poder Judicial cuando en el fallo “Marbury vs. Madison”, la Corte Suprema Norteamericana decidió que los jueces podían negar la aplicación, en una causa, de leyes del Poder Legislativo o Decretos del Poder Ejecutivo o normas emanadas de los estados cuando violaran la Constitución Nacional, de la cual eran los últimos y finales intérpretes. Ese principio que integra la Constitución Nacional y nadie puede derogar exhibe la importancia como gobernante de nuestro Poder Judicial.
Los Jueces argentinos deben decidir por sí mismos si el humillante decreto del 20 de Marzo de 2020 debe ser obedecido o rechazado. Los Magistrados judiciales deben resolver si son subordinados del Poder Ejecutivo o del Poder Legislativo o de la Corte Suprema, o, en cambio, gobernantes de un país libre, que es tal cosa porque tiene una justicia independiente decidida a hacer respetar su investidura, su hombría de bien y su sentido del deber, en los cuales descansa la vigencia de la Constitución Nacional que ampara a los habitantes de este suelo.
Está claro que quitarles a los Jueces la facultad de hacer justicia, es el comienzo de un camino que termina en su despido. Se quiere demostrar a la población que no hacen falta, que si un decreto basta para que abandonen su encumbrado sitial sin que lo defiendan como corresponde, con otro decreto, se los despide. A partir de ese momento, los argentinos no seremos más ciudadanos sino siervos de quienes están haciendo trizas la República. Para esta pluma los Magistrados Judiciales deben volver a sus despachos y liderar, de esta manera, a recuperación institucional del país, lo que originará un espectacular crecimiento de su economía.
Por Juan José Guaresti (nieto)
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