“Queremos dólares ganados, no prestados”, entrevista a Juan José Guaresti sobre el lugar que hoy ocupa el dólar en la Argentina
Economía, Notas 26/03/2019, 0 Comment 35-¿Qué es el dólar para los argentinos y cómo está funcionando hoy nuestra economía?
El dólar es una moneda que los argentinos han encontrado confiable y la han transformado, en realidad, en su primera moneda, porque todas las operaciones de gran envergadura se hacen en dólares, nos guste o no.
-¿Por qué este tipo de operaciones se hacen en dólares?
Porque el dólar ofrece estabilidad. Si uno recibe dólares, da por sentado que esa moneda se va a mantener estable, lo que es una verdad relativa porque en realidad el dólar también oscila, tanto en el orden mundial como en el interno. De todas formas, al lado del peso, siempre da más garantías y la gente lo que quiere es seguridad. Para los constitucionalistas, la moneda tiene el mismo valor que el himno nacional o que la bandera, es decir, que los elementos propios de la nacionalidad, por lo que, al no tenerla, en el fondo hemos perdido la República; es como perder la Constitución, porque no tenemos algo en lo que depositar la confianza.
– Y dada esta situación, ¿cómo podemos convertirnos en un país confiable para los inversores?
Esto es algo que de un día para el otro no se puede lograr, sí se podría de a poco porque la Argentina alguna vez tuvo una moneda confiable, hasta el año ‘43. Cuando hablo de moneda lo hago no solo como instrumento de cambio sino como instrumento de ahorro, la gente ahorraba en pesos, no en dólares.
– ¿Y qué ocurrió luego?
– Y, después empezaron las grandes emisiones de moneda, los gastos importantes, es decir, gastos que a lo mejor no eran tan grandes pero que no eran los apropiados porque no generaban riqueza. Eso hizo que la moneda tuviera cada día menos valor para el pueblo. Considero que el ‘golpe mortal’ se lo dio el fallo de la Corte Suprema —en el año 2006, durante el gobierno de Néstor Kirchner— cuando se posibilitó la pesificación de los depósitos bancarios que estaban en dólares. Hasta ahí llegó la avidez del gobierno, porque no devolvieron dólares, devolvieron pesos, pero no pesos al valor del dólar de ese momento sino una cifra arbitraria.
– ¿Es posible funcionar como país sin una moneda propia fuerte?
No, el país no puede funcionar sin moneda, esa es la verdad. Por lo tanto, una de las primeras cosas que un hombre de estado necesita hacer es crear moneda y para eso hay que crear confianza. ¿Cómo se logra? Teniendo actitudes dignas de la confianza popular: cuando se dice una cosa, hay que hacerla.
– ¿Es conveniente pedir dólares prestados? ¿Cuál es su visión?
Es importante marcar que la crisis del año 2018 se produjo por una razón muy simple: los acreedores no creían que fuéramos a devolverles los dólares, por lo que dejaron de prestarnos. Lo único que se podía hacer era ir al Fondo Monetario Internacional y esperar que nos prestaran dólares, pero esa no es la solución, eso es para salir del paso y no sé cuánto tiempo se podrá sostener.
– ¿Cómo puede la Argentina entonces generar sus propios dólares?
Solo una Argentina ordenada puede generar sus propios dólares porque, en definitiva, lo que los argentinos quieren son dólares ganados y no dólares prestados. El dólar ganado es producto de las exportaciones, del turismo, de las inversiones. Hoy en día no se están haciendo todas las exportaciones que deberían hacerse, sino muchas menos: años atrás la Argentina llegó a exportar el equivalente al 3% del comercio mundial. Si pudiéramos exportar el 1% al menos, no estaríamos teniendo esta conversación porque lo último que miraríamos sería el dólar.
– Hemos visto en el noticiero que en algunos lugares están vendiendo la carne a precio dólar y que en algunos supermercados hay falta de mercadería porque dicen estar guardándola para aumentarla en abril debido al precio del dólar, ¿qué le parece que está ocurriendo en cuanto a esta última escalada del dólar? ¿Qué futuro nos espera?
El problema es la desconfianza, sin duda. No hay confianza en el peso entonces se pasa a otra moneda, en este caso al dólar. Yo no estoy de acuerdo con el dólar, pero es lo que tenemos. No creo que nadie quiera ver en los billetes la foto de un prócer norteamericano en lugar de uno argentino, pero lamentablemente si ese papel peso no está respaldado por la confianza, vale lo que un papel, muy poco.
– Pero entonces, ¿hay alguna solución posible?
Es necesario hacer muchas cosas, por lo pronto, no tirar el dinero. No hay que olvidar que en los años 2016 y 2017 el dólar estaba barato y por eso muchísimos argentinos se fueron de vacaciones al exterior y gastaron dólares, por así decirlo, sin preocupaciones.Después nos encontramos con que no hay dólares acá, y no solo eso, sino que tampoco hay cosas. Lo importante es que la Argentina aproveche la imaginación, capacidad y decisión de mucha gente que está acá para exportar cosas que hoy no se están exportando, porque estoy seguro de que alguien las está creando o que las podrá crear: así han sido las exportaciones a lo largo de la historia argentina.
– ¿Se le ocurre algún ejemplo de esto?
En la época de Sarmiento, por ejemplo, no había mucha actividad en cuanto a exportaciones, ni siquiera a través de la agricultura y la ganadería, que había empezado a trabajar con ovejas, no con vacas. En aquella época, la Argentina incluso importaba harina, pero luego aparecieron los que trabajaban los granos para transformarlos en harina.Poco a poco fue cambiando el modelo, fueron surgiendo innovaciones que permitían producir las cosas que no llegaban de afuera y se pasó de importar a exportar. Gobernantes como Sarmiento, serios y progresistas, intentaron realizar grandes transformaciones pero de manera gradual.
– ¿Por qué cree que volvemos a la historia una y otra vez pero y no tenemos un plan de crecimiento a corto, mediano o largo plazo? Hoy en día, por ejemplo, el control del dólar se basa solamente en la suba o en la baja de la tasa de interés.
Esto ocurre porque no estamos pensando enserio. Si en la Argentina pensáramos enserio, trataríamos de exportar mucho más, de producir mucho más, de vender mucho mejor, de lanzarnos más al turismo y así abrir los mercados mundiales. El turismo es una industria formidable y tendríamos que explotarla más, por ejemplo, ¿cuántos empleadores podrían venir a la Argentina y contratar personal —además de gastar dinero en el país y generar ingresos—? Hay que pensar en todo lo que pueda darle trabajo a los argentinos, sobre todo para salir de la idea de que la única solución acá es conseguir un empleo público, eso no puede ser así. Hay que tratar de crear nuevas empresas o sociedades, ya sean pequeñas, medianas o grandes, y empezar a hacer lo que haga falta, lo que pueda dar resultados: recuerdo por ejemplo que en el año 1927 se fundó la Fábrica Militar de Aviones en Córdoba y le dio a esa provincia un impulso importantísimo porque se entrenó a mucha gente que luego estuvo capacitada para trabajar en las fábricas de automóviles. Creo que la Argentina puede hacer todo o casi todo.
– Pero no lo estamos haciendo…
No, no lo hacemos porque ha faltado gente que convenza a los jóvenes de que el empleo público no es la salida a largo plazo. Si le preguntaran a un canadiense o a un norteamericano si piensan en trabajar en empleos públicos, dirían que no. Ellos piensan en poner una pequeña fábrica, ofrecer algún servicio, asociarse entre varios para vender productos, etcétera. Necesitamos cambiar la mentalidad.
– Para concluir, me gustaría retomar la frase “Queremos dólares ganados y no prestados” que antes mencionó. Antes de conseguirlos, la Argentina tiene que pagar primero una deuda muy importante, ¿cómo se llega a cumplir con ese pago?
Es cierto, la deuda argentina es impresionante. Y considero que la única manera de llegar a pagarla es producir más en todos los rubros. Saliendo de la agricultura por ejemplo, tengo entendido que en materia cibernética el país está muy bien posicionado. En la escuela debería haber también una formación práctica que les permita a los chicos salir de allí y poder pensar en producir y ofrecer nuevos servicios, productos, cosas que puedan llegar a ser exportables y que den trabajo de categoría, no que tengan queestar sentados siempre detrás de un escritorio tramitando expedientes.
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