La aventura comercial más grande de la historia

La aventura comercial más grande de la historia

Economía, Notas 0 Comment 14

LA MÁS GRANDE AVENTURA COMERCIAL DE LA HISTORIA SERVIRÁ COMO EJEMPLO PARA ESTABLECER SABIAMENTE LOS IMPUESTOS Y LOS GASTOS PÚBLICOS ARGENTINOS  Y AYUDAR A TERMINAR CON LA INFLACIÓN Y LA DESOCUPACIÓN QUE NOS AGOBIAN.

En los Estados Unidos a comienzos del siglo pasado se disputaban el mercado automotriz pequeñas empresas que producían algunos miles de autos. Un modesto mecánico llamado Henry Ford concibió una idea genial: construyó un auto  robusto pero no lujoso que denominó Ford T. En lugar de fijar el precio de su vehículo  sobre la base de sus costos y alguna utilidad,  lo vendía más barato que lo que le costaba a él producirlo. Este mecánico ya había tenido dos quiebras y todos vaticinaron que   la tercera era inminente. Los que así pensaron no reflexionaron que la ley de la oferta y la demanda dice que si el precio se reduce,  la demanda  aumenta. Debido a este precio artificialmente disminuido  el mecánico vendió 18 millones de Ford T y se transformó en uno de los seres más ricos de los Estados Unidos…y uno de los que más le  convenía al Fisco norteamericano.  Ford sabía intuitivamente algo que se enseña en la Facultad a muchachos  y chicas de 18/20 años  que es la ley de costos decrecientes  que dice que cuanto más se produzca de  algo, como principio, se  tenderá  a  reducir el costo de cada unidad. ¿Qué pasaría si los  funcionarios de la AFIP y nuestros parlamentarios que se limitan a aumentar los  impuestos para hacer frente  a los gastos sin analizar  nada más,   descubrieran lo que  no ignoran  estudiantes universitarios que si el Estado bajará los precios de  venta al consumidor bajando el I.V.A u otros impuestos, por ejemplo, la demanda podría sería mayor. También es posible  que en la  cuenta final el Fisco recaudará  más por mayores ventas debido a que los  consumidores  acrecentarían sus compras atraídos por la quita. Es posible que se descubriera que en muchos casos los  impuestos confiscatorios que pagamos tampoco le convienen al Fisco. Si sacrificara éste  todo o parte  de algún impuesto y consecuentemente permitiera   ventas a  precios más reducidos, el empresario vendería más  y alcanzado por la ley  de costos decrecientes como le ocurrió a Henry Ford,  aumentaría sus utilidades. En ese caso contrataría más personal.  Los consumidores serían beneficiados y el  Fisco en el total cobraría más que antes.  

Otro norteamericano, Steve Jobs, -casi un siglo más tarde,  repitió la audacia de Henry Ford  con una computadora de alta calidad que vendía debajo de su costo y se enriqueció por la inmensa cantidad enajenada y la ley económica que mencionamos  y ayudó a la economía de su país.

¿QUE HACEMOS CON LAS EMPRESAS CERRADAS O POR DESAPARECER? Deberían ser estudiadas una por una y ver qué es lo que les pasó. Lo más probable es  que se les hubieran caído las ventas. Si es así,  los funcionarios que se encarguen del tema deben asirse del título de este trabajo y, por ejemplo,  no cobrarles impuestos en todo o en parte, con tal que abran sus puertas, bajen los precios  y recobren a sus empleados. Cuando hablamos de no cobrar impuestos, es solamente una mera sugerencia que puede ser sustituida por otros estímulos. El Estado debe ayudarlos, …entre otras razones porque si vuelven al mercado van a generar utilidades… tributarán  y crearán empleos. A título de ejemplo,  es inadmisible que restaurantes de  fama internacional, hayan tenido  que cerrar. Funcionarios de nivel deberían ayudar a sus empresarios a terminar con este desastre  como  el de otros establecimientos  gastronómicos o de la índole que fueran. . El lector sabe que puede convenir  más vender 10.000 zapatos que 1000. Esta frase tiene un obvio  corolario  “ Al Fisco le  convendría ayudar a  empresas cerradas o por estarlo a que retornen  al mercado, para mejorar sus propios ingresos…y crear  empleos “. Para recaudar más, es necesario que las empresas pequeñas  y medianas crezcan y cada  día produzcan más  y mejor  para tener más utilidades y desde luego ocupen más empleados. Si el empresario  cree que en  el futuro se van a acrecentar sus ingresos, va  a aumentar su personal y todos  nos beneficiaremos. En materia económica estamos instalados en buena medida  en  el tiempo por venir. Las decisiones de hoy, no descansan  solamente en lo que nos está pasando ahora,  sino también en lo que creemos que  ocurrirá. 

DIGAMOS LA VERDAD AUNQUE INCOMODE: El  Estado debería  decirnos cuando compramos un kilo de pan o un litro de  nafta o cualquier otra cosa, cuánto del precio  que pagamos son impuestos nacionales, provinciales o municipales y con cuánto realmente se queda el que lo vende o lo produce. También se debería decirnos qué  porcentaje de aporte a esta inflación que nos está matando, generan los  sueldos que se pagan  a empleados públicos que ingresaron  sin someterse a concurso alguno y cuya idoneidad es por lo menos discutible.- Si la Constitución dispone en su artículo 16 que todos los habitantes son admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad ¿porque no se examina esta última antes de incorporarlos a la función pública? Ahora tenemos un nuevo alto funcionario que quiere fijar precios máximos a muchos artículos de primera necesidad y está en plena contienda con los empresarios . Sería bueno que en cada caso discriminara cuanto de los precios que propone son impuestos, cuantos los gastos y cuánto se llevan de  utilidades quienes venden o producen  los bienes en cuestión. Y deje de echarle la culpa a los empresarios por precios que son  elevados debidos a impuestos impagables.  El lector sabe perfectamente  que la parte del león se la lleva el Estado….para pagar gastos que no soportan un análisis a fondo sobre su conveniencia.  Si el Estado cobrara menos impuestos o brindará mejores servicios o ambas cosas. la inflación se iría reduciendo gradualmente y con ella la pobreza  que es su consecuencia.  La baja  de gabelas injustificables hará reaparecer muchas empresas que han debido despedir todo o parte del personal porque los impuestos que deben pagar son prohibitivos para el consumidor y para la empresa productora o comercializadora. Deberíamos copiar, cuando pudiéramos, a  Henry Ford o  a Steve Jobs  y  bajar los precios reduciendo los impuestos lo  que nos permitiría vender más, y en la cuenta final mejorar la recaudación.  Al  Fisco le podría convenir rebajar los impuestos o algunos de ellos, estimular la demanda mediante  ese acicate  y, debido al  aumento de las ventas, llevarse una mayor cantidad  de dinero sin perjudicar  a nadie. Se podía  trasladar al galpón de los objetos inútiles la máquina de fabricar billetes  o sea moneda falsificada.

PARA REDUCIR LA INFLACIÓN HAY QUE PRODUCIR Y VENDER MAS…ADEMAS DE NO TIRAR EL DINERO.

Nuestros funcionarios se equivocan cuando creen que para recaudar más hay que aumentar los impuestos. NO ES CIERTO. Cuando era profesor enseñaba que  si se quiere aumentar la recaudación es preciso estimular la aparición de nuevas empresas, el restablecimiento de las que estaban, el casi religioso cuidado de la imposición de manera que por caída de ventas o desaliento a la inversión no se  fundieran las empresas, y el Fisco terminara cobrando,  en el total,  menos que antes. Cuando más caro  sea un producto menos se vende… El Fisco inteligente,  para recaudar más, debe estimular la producción. Y si es preciso, para que las ventas no se reduzcan,  bajar los impuestos.   Lo que se está haciendo  con la exportación no puede ser perdonado. La acción de ponerle un “cepo”  a la exportación de carne para bajar el precio de venta es infantil. Es dañar nuestra imagen en los mercados mundiales y retraer la oferta local de la carne…con lo cual subirá su precio…y solamente será adquirido por quienes tienen  dinero.  

Debido a la extensión de este trabajo el tema de la batalla contra la inflación lo continuaremos en un próximo artículo.

Por Juan José Guaresti (nieto)
Crédito fotográfico: Wikipedia 

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