El sol y el deporte ayudan a fortalecer las defensas para combatir el Covid-19

El sol y el deporte ayudan a fortalecer las defensas para combatir el Covid-19

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Nuestro gobierno todavía no se ha enterado, nueve meses después de imponer a una significativa parte de la población argentina la virtual prohibición contra natura de salir de la casa y de ir al trabajo, que el sol y el ejercicio son la primera línea de defensa contra el coronavirus. Ambos han sido borrados de los escuetos consejos que se han dado a la población: desde el comienzo, esta ha recibido una y otra vez la indicación de no salir de casa, sin ser informada sobre la importancia del sol, cuyos rayos ultravioletas inciden en la piel de los seres humanos y producen la vitamina D3. ¿Por qué esta vitamina es importante? Porque su falta o escasez favorece el triunfo del virus sobre la vida: si no se tiene cierta cantidad de vitamina en el organismo, la persona está débil y, por lo tanto, pasible de contraer la enfermedad aludida. Según un informe médico, el nivel deseable de vitamina D3 es de más de 30 ng, entre 30 y 10 es insuficiente y menor a 10 ya es deficiente. De todas formas, cada paciente es único y en esta materia la decisión debe recaer en el facultativo. El gobierno debe informar esto a la población, ya que la exposición necesaria al sol puede corregir la insuficiencia de D3 y salvar muchas vidas.

El sol cura y el encierro debilita

El sol es símbolo de la libertad del hombre, de verdad, optimismo, amor y dicha, y suele asociarse a una vida de mayor plenitud. A su influjo crecen las plantas y los animales, el dolor se olvida, la pena se diluye. ¿Quién no ha percibido la inmensa grandeza de una resplandeciente aurora? Febo es el gran enemigo de infecciones y de varias enfermedades consideradas, muchas veces, mortales. “Estudios realizados sobre la vitamina D han revelado que los pacientes con deficiencia de vitamina D tienen un peor resultado en el COVID-19”, expresó el neumonólogo e internista Dr. Len Horovitz, del Hospital Lenox Hill, ubicado en Nueva York, y agregó que “durante el encierro, la gente pasaba más tiempo en interiores, por lo que su nivel natural era más bajo que nunca”. Nuestro gobierno debió aconsejar a la gente tomar media hora de sol por día durante el encierro al que la condenó, ya que la falta de sol podría lesionar su salud y la de sus convivientes, además de debilitarla psíquica y físicamente. Debería, además, realizarse una investigación minuciosa sobre lo que les ha ocurrido a las víctimas y a sus familias como resultado del confinamiento.

Dos  investigadoras argentinas, Mariana Seijo y Beatriz Oliveri,  en su trabajo “Importancia de la vitamina D en época de Covid-19” sostienen lo siguiente: “Entre los grupos de riesgo para COVID-19 figuran los adultos mayores, obesos, diabéticos, hipertensos, personas con afecciones cardiovasculares, patologías con mayor incidencia en individuos con hipovitaminosis de vitamina D. […] La suplementación con vitamina D, para alcanzar niveles óptimos de 250D de 40-60 ng/ml, podría reducir la incidencia, severidad y riesgo de muerte en la actual pandemia por COVID-19, como medida complementaria mientras se desarrollan la vacuna y otras medidas específicas. […] Es fundamental que estas medidas de suplementación de vitamina D incluyan al personal de la salud, a la población de mayor riesgo, a los infectados y contactos cercanos de COVID-19”.

Todos aquellos que están en situación de riesgo deberían realizar como medida obligatoria de prevención ejercicios físicos apropiados a su edad y condición. Recorrer unas quince cuadras por día u otros ejercicios de características similares no causan daño a nadie y favorecen el estado físici de quienes los llevan a cabo. Con el sol ocurre lo mismo: media hora diaria parecería un tiempo apropiado, sin perjuicio de la consulta médica de rigor.  

Las muertes, las enfermedades y la quiebra económica del país están íntimamente asociadas a la destrucción de las instituciones republicanas

El decretazo del 19 de marzo de 2020 —que prohibió trabajar a mucha gente para encerrarla en su casa, amén de tratarse de un acto despótico que suprimió virtualmente al Poder Judicial— fue prorrogado numerosas veces sin debate de por medio en las Cámaras Parlamentarias. Es inadmisible que en nueve meses se haya mantenido al país sin un esclarecimiento parlamentario —con la presencia de los especialistas del caso— acerca de si era conveniente económica, humana y sanitariamente implementar la “cuarentena más prolongada del mundo”, con la población sin trabajar y confinada en sus casas. Debió examinarse qué les estaba ocurriendo a las víctimas de un cierro de tal magnitud y si, tanto material como emocionalmente, podían soportar sin debilitarse la terapia ensayada. También debió exhibirse en el Congreso que la Argentina era uno de los países que menos testeos estaba haciendo en el mundo, cuando era sabido que esos testeos eran un arma muy importante en la lucha contra el Covid-19.

El balance final no puede ser peor: se ha destruido a la República a partir del no funcionamiento de los tres poderes del gobierno y esa destrucción ha condenado a muerte a decenas de miles de compatriotas a raíz de la debilidad provocada por el hambre, derivado de la pobreza ante la falta de trabajo. Si tuviéramos un gobierno republicano que, al menos, le hubiera informado a la población que debía tomar sol y hacer algún ejercicio para fortificar sus defensas y que hubiera efectuado los testeos correspondientes, se habrían salvado muchas vidas y no estaríamos a las puertas de graves carencias que van a debilitar aún más a la población; entraríamos nuevamente en un círculo vicioso infernal.  

por Juan Jose Guaresti (nieto)

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