“El río Bermejo: prodigiosa riqueza no aprovechada”

“El río Bermejo: prodigiosa riqueza no aprovechada”

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La construcción de canales en las aguas del río Bermejo y sus afluentes brindaría beneficios a la región: sus aguas correctamente aprovechadas podrían ser utilizadas para la navegación fluvial en sendos canales que deberían construirse y que comunicarían el territorio boliviano desde dos puertos a construirse en él, pasando por el espacio argentino hasta el río Paraná. El caudal del Bermejo y sus afluentes tienen suficiente agua para proveer a un primer canal navegable que desde la República de Bolivia atravesaría las provincias de Salta y el Chaco hasta el río Paraná, beneficiando también a la provincia de Formosa. Un segundo canal también daría por lo menos un puerto a la provincia de Jujuy, dos a Salta, atravesaría el Chaco, permitiría erigir uno o más puertos en Santiago del Estero, atravesaría Santa Fe y comunicaría a la República de Bolivia y al noroeste argentino con el río Paraná dándoles salida al mar.

Los costos de transporte que impiden el desarrollo de esas regiones se reducirían notablemente por ser el transporte fluvial mucho más barato que cualquier otro medio, se transformaría el desierto y se podrían realizar actividades tanto en la República de Bolivia cuanto en la República Argentina que hasta ahora están vedadas por la lejanía a los centros de consumo. Además se llevaría agua y electricidad a lugares a los que hoy no llegan. Desde el punto de vista de las cuantiosas obligaciones externas que tiene nuestra Patria, estas obras impulsarían la generación de formidables riquezas que concluirían con nuestro inveterado carácter de deudor moroso internacional de tasas de interés impagables, superiores a los beneficios que procuran.

La propuesta desarrollada por el doctor Juan José Guaresti (nieto) cambiaría a nuestro país y también la mentalidad del «no se puede» que se vería sustituida por la garra y el coraje de quienes dirían: «me atrevo», mal grados la dificultad o la rémora de los pesimistas y timoratos de siempre. La puesta en marcha de esta decisión crearía miles de empleos dignos para todos los sectores sociales. Los habitantes de las villas miserias, muchas veces empantanados en habitaciones miserables y en un contorno envilecido por la droga y el crimen, podrían participar en esta tarea grandiosa que exaltaría los mejores sentimientos de los argentinos y convocaría su voluntad creadora.

El río Bermejo y sus afluentes brindarían agua suficiente para los canales de navegación propuestos, generarían hidroelectricidad, habría agua para el consumo de la población, la ampliación del stock bovino, la agricultura y la industria. Actualmente esas aguas se desperdician, al par que las de otros ríos argentinos, entregándolas al mar con escaso o ningún beneficio mientras millones de compatriotas carecen de lo elemental y nuestros gobernantes tienen que salir a pedir prestado fondos a los financistas internacionales en lugar de extraer de nuestro suelo las riquezas que indisputablemente obran en él para cancelar con aquellas, de una vez por todas, deudas vergonzosas.

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