Es necesario cumplir con la Constitución

Es necesario cumplir con la Constitución

Justicia, Notas 2 Comments 148

Por Juan José Guaresti (nieto)

Decía Sarmiento, irónicamente, refiriéndose a la Constitución Nacional que “Se trata de un librito que anda por ahí”. A lo largo de los años ese “librito” se fue cumpliendo y el país que regía se fue agrandando en cuanto a que sus límites dejaron de ser un dibujo en el mapa para transformarse en provincias con autoridades y leyes que las regían. El virtual desierto que era nuestro país en 1853 se fue poblando. Unos pocos villorrios esparcidos en la inmensidad, quedaron comunicados por caminos de hierro que los unieron físicamente tan orgánicamente como lo pretendía ese “librito” en el ámbito institucional. Detrás del cambio portentoso que había en un país que se transportaba en carreta, con suerte a 4 leguas por día, apareció una Nación que en 40 años unía sus casi inalcanzables distancias a 16 leguas por hora. Esa Nación era prácticamente analfabeta en la mayoría de sus habitantes cuando se realizó el censo de 1869 que mandó hacer Sarmiento, y escasamente poblada con 1.600.000 habitantes. Curiosamente tenía un inapreciable tesoro, muy superior al oro y la plata que había en otras regiones: Un puñado de hombres ilustres que estaban de acuerdo en transformar ese desierto bravío en un santuario de libertad, de igualdad y de progreso. Esos hombres sabían que ninguno de sus ideales podía vencer al desierto sin rieles ni trenes, ni ser un país libre sin enfrentar al despotismo sin instituciones que surgirían de una Ley Superior que estaría por encima de todas las leyes y de aquellas instituciones. Esos pocos hombres ilustrados que había en 1853 en la República Argentina tomaron como modelo la Constitución Norteamericana que a su vez se basaba en las enseñanzas de Charles de Secondat, barón de la Brede y Montesquieu y otros estudiosos anteriores y posteriores. La mayoría creía que, para asegurar la libertad, el Gobierno debía dividirse en tres poderes: El Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, cada uno de los cuáles era independiente de los otros. La Constitución de los Estados Unidos añadió al pensamiento de su época, que tenía a la libertad como estrella polar que debía orientar a las naciones, dos aportes realmente revolucionarios y que los hechos probaron que eran fundamentales: En lo que concierne al Poder Judicial le dio la facultad de ser el intérprete final de la Constitución en los pleitos que se suscitaran. Era impensable hasta ese momento que un Juez se pudiera imponer al Poder Ejecutivo o a los Legisladores. En la práctica, ello implicaba que en el ámbito de un litigio el Poder Judicial podría ejecutar sus decisiones contra el parecer de los otros dos poderes en la medida que estos violaran la Constitución. El segundo aporte fue el federalismo, que consistía en que, amén del Poder de la Nación, existía una esfera de autoridad que quedaba en manos de todas y cada una de las 13 colonias originarias de la Unión Norteamericana. Tenían sus propias instituciones que obviamente seguían el cauce abierto por la Constitución suscripta el 13 de Setiembre de 1787 y se daban sus propias leyes, aunque tanto las autoridades como las normas no podían violar la Constitución. Esa Carta Fundamental tuvo un éxito impresionante y su observancia hizo que se transformara aquella colonia británica en el que es hoy el país más rico y poderoso de la Historia. La Constitución Norteamericana demostró que esa organización del estado con el objeto de asegurar la libertad y el respeto a las instituciones era formidablemente eficaz en el plano de la creación y distribución de la riqueza y mucho mejor que cualquier otra que se hubiera conocido.

A la Argentina no le fue mal con su Constitución: En 1939 era uno de los siete u ocho países más ricos del mundo y en el cuál, al amparo de las leyes efectivamente cumplidas de educación obligatoria y gratuita, los inmigrantes sabían que sus hijos iban a ser más ilustrados que ellos y que les sería mucho más fácil adquirir propiedades y mantenerlas que en sus patrias de origen. Todos entendieron que el ascenso social, económico y cultural de sus hijos era mucho más sencillo que en el lugar de donde provenían. Lamentablemente, todo cambió cuando mediante un golpe militar asumió el gobierno, el 4 de Junio de 1943, un movimiento que se nutría de las prácticas e ideas fascistas de Benito Mussolini, para quien la libertad, las instituciones que la resguardaban y el cumplimiento de los compromisos contraídos no tenían importancia alguna. Esto se advirtió de inmediato en el campo económico con la aparición de la inflación cuya fuente eran los gastos en el sector público que no tenían por objeto el acrecentamiento de la riqueza nacional. La libertad de prensa, que había sobrevivido a gobiernos de distinto signo, empezó a ser cuestionada así como la libertad académica de la cual gozaban nuestras universidades. La libertad de expresión, que había sido el factor de contralor por excelencia de la eficacia gubernativa , entró en crisis y con ella la bonanza económica. Esta tampoco puede existir si el congreso nacional que representa al Pueblo de la Nación, no es consultado a la hora de decidir los gastos públicos, o aquella “Consulta” es una mera formalidad sin valor . Los gastos desmesurados que exceden la capacidad contributiva del Pueblo, y que para solventarlos se crea moneda que no corresponde a los bienes que se producen, acarrea inflación. Y esta, empobrecimiento colectivo.

Lo reseñado constituye una apretada descripción de la historia argentina en la materia en los últimos 75 años, período en el cual pasó de ser uno de los países más ricos de la tierra, a ubicarse , en el lugar 70 o algo por estilo. Figura entre los que padecen más inflación y entre los que se encuentran crónicamente endeudados. Desde el punto de vista geográfico es uno de los más grandes en extensión territorial, con mejor clima y con más riquezas naturales inexplotadas que la mayoría de los restantes países.

Es muy fácil averiguar el origen de todo esto: basta leer la Constitución y ver que la división de los Poderes no se cumple, que los artículos 4, 75, incisos 4to y 7mo. directamente vinculados a las finanzas públicas tampoco, y que se emiten deudas por el Banco Central de la República Argentina que no tiene facultad para hacerlo, por montos gigantescos sin que el Congreso se dé por enterado. Todo el edificio legal construido cuidadosamente por los Norteamericanos en 1787 para que el Poder Ejecutivo no haga lo que quiera con los impuestos que paga el pueblo y que no lo endeude con obligaciones impagables, y lo que hicieron nuestros constituyentes en 1853 tomando sus normas de la Constitución Norteamericana con el mismo objeto, no ha servido, en nuestro país, para nada: Cada día estamos más endeudados y con impuestos mayores. O sea más pobres e indefensos que nunca.

LOS LEBAC, LAS LETES, LOS LELICS Y EL FONDO MONETARIO INTERNACIONAL:

Para evitar la expansión de la cantidad de moneda en el mercado, hija de gastos públicos que no generan capacidad de repago, se utilizó por la administración anterior la emisión de obligaciones a corto plazo con intereses suculentos para que el público los comprara en lugar de lanzarse a adquirir dólares, que es una forma de ahorrar muy difundida en nuestro medio. Se eligió disimular la realidad en vez de cambiarla. Los dólares tienen total liquidez y son una reserva del valor bastante eficiente. No es perfecta porque el precio de esa moneda ha sido manipulada por varios gobiernos generalmente retrasando su valor hasta que la situación general de la economía se vuelve insostenible porque los precios internos utilizando la moneda extranjera subvaluada son prohibitivos si se quiere vender al exterior. Esos gobiernos olvidaron que la moneda es una expresión de la soberanía del país, tanto como la bandera, el himno o el escudo. Por ese motivo el justiprecio de nuestra moneda en términos de otras fue tan celosamente cuidado antes de la fatídica fecha mencionada. Para poner un ejemplo entre 1932 y 1943 la inflación fue del 1% . No por año sino en todo el período. Como actualmente el público quiere estar líquido y nuestra moneda es casi una ficción, adquiere dólares. Si tuviéramos moneda como en los once años mencionados, el fisco nacional tendría un ingreso extra: Cada vez que compramos un dólar la Tesorería Norteamericana se ahorra emitir bonos para financiarse. Si la economía argentina creciera habría que emitir más moneda precisamente por ese crecimiento pero ese circulante adicional no pagaría intereses ni habría impuesto inflacionario. si pudiéramos ahorrar en pesos el Fisco argentino ganaría y no lo haría el norteamericano.

La idea de emitir las Lebacs, para frenar el precio del dólar, debió haberles parecido genial a sus paladines porque el hecho que no tenían autorización del Congreso para contraer deudas no les importo en lo más mínimo como no les importó cuidar el gasto público que generó el problema. Tampoco reflexionaron en cuanto a que esos títulos pagaban intereses importantes…que finalmente elevan los precios que paga el pueblo. Estos intereses no eran redimidos al vencimiento, de manera que crecieron con un efecto bola de nieve con el transcurso del tiempo. Lo que importaba a aquel gobierno era que el dólar no subiera. El país vivía fuera de la realidad con un dólar artificialmente bajo. Pero no es barato vivir fuera de la Constitución de manera que exportábamos menos de lo que debíamos exportar, se producía menos de lo que podía hacerse y por ende, se recaudaba menos de lo que era menester. El déficit fiscal proseguía su marcha.

Así las cosas, llegó el 10/12/15. El Banco Central debía unos 350.000 millones de lebacs, o sea que medida esta cantidad en dólares del 30/12/15 eran unos 26.061 millones de dólares. Ya explicamos en esta misma publicación en un trabajo titulado “Una bomba de tiempo en la economía argentina y como terminar con ella”, (el 13/07/2018) que la nueva Administración debió convocar al Congreso Nacional para que esta deuda, que era nula por su origen porque el Banco Central no tenía facultades para contraerla, se la asumiera en la medida de las posibilidades, reduciendo sus intereses y alargando considerablemente los plazos para el pago. Evidentemente los acreedores no podían ignorar el espúreo origen de la deuda de manera que lo que obtuvieran sería bienvenido dado que se trataba de una operación ilegal.

Lamentablemente el Banco Central no sólo no hizo eso sino que siguió emitiendo lebacs hasta alcanzar la friolera de 1 billón 300.000 millones de pesos que eran impagables.

Finalmente, el mercado no aceptó más esta deuda, y empezó a no renovar más los lebacs y comprar dólares que se fueron a casi $40 cada uno. Hubo un cambio de figuras en el Banco Central, asumió un nuevo elenco y paralelamente se llegó a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que prestó crecida cantidad de dólares para que el precio del dólar en el mercado interno no subiera más de 44 pesos por dólar ni bajara a menos de 34 pesos.

De ese acuerdo, no hay noticias de cuándo se va a devolver el préstamo ni con qué dinero.

¿Y las Lebacs?

Muchos tenedores las fueron trocando por dólares o por letras de Tesorería denominadas Letes que tienen cláusula dólar o se las quedaron porque pagan una tasa de interés fantástica…hasta que apareció un nuevo invento denominado Leliq que no se sabe si está autorizado- o va a ser autorizado-por la nueva ley de Presupuesto. Lo que sí se sabe es que su plazo es de siete días, que pagan una tasa de interés del 72% anual y que solamente las pueden tomar los bancos. Por ello se dice que el Gobierno corre menor riesgo que se vayan al dólar. De todo lo que hemos hablado hasta ahora, no parece que haya despertado ningún interés en nuestros legisladores .Es de esperar que en su oportunidad se hagan cargo de las consecuencias de su indiferencia.

Conclusión: Con las tasas de interés de plaza, parece que el precio del dólar no va a subir por el momento. También parece que la economía se está paralizando y, por ende, la recaudación tributaria en la medida en que dependa del producto bruto interno, se va a reducir. Lo único que está en marcha es la recesión y posiblemente la desocupación. Queda un interrogante ¿Podrá soportar la economía esta terapia que se sustenta en altos intereses y en el endeudamiento externo e interno” ¿Cuánto durará”

El relato precedente demuestra que es muy caro abandonar las normas constitucionales: Por de pronto se pasa del puesto 7 al puesto 70.

http://www.eldial.com/nuevo/tcd-detalle_eco.asp?id=11891&base=50&id_publicar=27365&fecha_publicar=09/11/2018&camara=Nota%20de%20Opini%C3%B3n&por_mail=1

2 Comments

  1. Ricardo E. Frías 22/11/2018 at 4:45 pm

    Estimado Dr. Guaresti (nieto):
    Clarísima y muy bien fundada su propuesta para cumplir la Constitución, aunque pareciera que lamentablemente este tema hoy no parece quitar el sueño a nadie. Impresionante la información de que entre 1932 y 1943 la inflación fue de sólo 1% en todo el período, lo que revela que hubo una muy ordenada administración en esos 11 años. No obstante, me parece que el orden constitucional se empezó a quebrantar antes del 4 de junio de 1943 y creo que fue el 6 de septiembre de 1930, que sentó un importante precedente que hizo posible que uno de los oficiales participantes de este golpe de estado pasara a conducir el otro, para mal del país y por muchísimos años.
    Atentamente.

  2. Ricardo E. Frías 22/11/2018 at 5:01 pm

    Estimado Dr. Guaresti (nieto):
    Clarísima y muy bien fundamentada su propuesta para cumplir con la Constitución Nacional y los costos de no hacerlo, aunque pareciera que este tema hoy, lamentablemente no le quita el sueño a nadie. Impresionante la información de que entre 1932 y 1943 la inflación en todo ese período fue de solo el 1%, lo que revela que hubo una muy buena administración.
    En cambio, no estoy seguro que todo el problema empezó el 4 de junio de 1943, porque el orden constitucional se quebrantó el 6 de septiembre de 1930 y uno de los oficiales que participaron de ese golpe de estado, fue quién terminó liderando el otro y que fue una de las mayores desgracias que tuvo el país y por muchísimos años.
    Atentamente.

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